Buena combinación de personajes reales, títeres y dibujos de tono naïf, y melancólica partitura de Patricia Ladera para una historia de amor en que la muerte aparece de manera metafórica… porque “la vida pende de un hilo”. Una plástica y poética puesta en escena para que los títeres de Helena Millán se muevan al son de la música, una breve pero fresca interpretación de Álex Angulo, y una dramática y elocuente escena con esas dos marionetas al contraluz… ejercitándose en un pase de ballet que lo es de muerte. Sin duda, “cuando tienes que dejar atrás algo que amas, es como si tu corazón no quisiera ir contigo”, y eso es lo que le pasa a Tristán y al niño que da sus primeros pasos en la vida.
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